16 mar 2018

#2


Aquella mañana despertó más temprano de lo normal. Eran las 7 am y el sol apenas se asomaba mostrando unos leves rayos que iluminaban la ciudad a la vez que esta era cubierta por una suave brisa mañanera. Se preparó lo más rápido que pudo para no llegar tarde en su primer día de trabajo como barista en la cafetería. Todavía le costaba hacerse la idea que tenía que dar imagen de que era bueno en aquel asunto, por más que fuera todo lo contrario. Pero aun así, daría lo mejor de sí para conservar el empleo hasta donde le fuera necesario, ya que una vez que encuentre otro, lo dejaría de inmediato para mantener la mentira el menor tiempo posible.

Salió del departamento dejando leves suspiros en el camino dirigiéndose al lugar mientras que preparaba su mente para lo que sería, según él, un día lleno de trabajo. Para su suerte, las calles se encontraban desocupadas y tranquilas, sin rastros de la gran aglomeración humana que solía ocuparlas, en especial, al mediodía. Una vez llego a la puerta del lugar, tomó aire fuertemente y, con paso firme, entró al local. Una vez adentro, fue recibido por el jefe quien le dio la bienvenida y le designó su uniforme mientras que le indicaba donde quedaban los vestidores, dejando finalmente que se vista para empiece con su labor en cuanto abran las puertas del lugar. Estos consistían en una habitación vacía de la cual solo se destacaban unos casilleros de color negro, cada uno con un cartel que indicaba el nombre de a quien pertenecía.
Se quedó solo en aquel cuarto mientras que el resto de los empleados se encontraban del otro lado de la puerta preparando las mesas y ordenando las cosas para cuando entrasen los clientes. Se colocó aquel uniforme que consistía en una camisa blanca y unos pantalones negros, acompañados por un delantal de color beige. Una vez que terminó cruzo la puerta para solo quedarse del otro lado del largo mostrador de madera tal y como lo hacían el resto de empleados. Aquellos chicos charlaban pacíficamente entre si mientras esperaban a que fuese la hora para abrir y comenzar con su labor. Namjoon, solo se limitó a ignorarlos mientras investigaba con la mirada cada detalle del lugar hasta que se percató de la presencia de uno de los jóvenes a su lado.
-Hola, bienvenido al trabajo-Lo saludó uno de los chicos con una sonrisa.-Me llamo Taehyung, espero que podamos llevarnos bien-Finalizó extendiendo su mano hacia Namjoon.
-Hola, me llamo Namjoon, también espero que nos llevemos bien-Dijo para estrechar ambas manos.
-Ellos, son Jimin-Le contó mientras señalaba al mismo chico que los había atendido la anterior vez y le había ayudado a hablar con el jefe.-Y Jungkook-Concluyó señalando al joven de cabello castaño y mirada inocente que se encontraba barriendo el suelo.
-Ya veo…-Contestó Namjoon a la vez que les devolvía el saludo con la mano.
-Ah! Nos falta un compañero pero supongo que llegará tarde hoy…de cualquier modo, ya es hora de abrir, buena suerte.-Le alentó su nuevo compañero.
Seguido de esa charla, el joven fue directo a la puerta para dar vuelta el pequeño cartel indicando que ahora el negocio se encontraba abierto. Pasaron unos minutos hasta que entraran los primeros clientes del día pidiendo cosas tan sencillas como un café exprés cortado, a veces acompañado de algunas medialunas para llevar o algunas pequeñas masitas de pastelería. Namjoon, ante esos pedidos tan fáciles se sintió aliviado ya que no tenía otra cosa más que hacer que colocar los granos de café en la cafetera y esperar a que esta hiciese su trabajo para luego servirlo en los vasos plásticos y entregárselo a Jungkook, quien se encargaba de la caja registradora.
A medida que el tiempo pasaba más gente iba concurriendo el lugar, pero, con la diferencia de que algunas de ellas se quedaban a disfrutar del servicio haciendo presencia en el local. Algunas veces, pedían diferentes tipos de cafés o cappuccinos que Namjoon no entendía mucho, pero que por suerte, los atendían los demás empleados demostrando su nivel de profesionalidad con la preparación de estos mismos, dejando así, conforme a los clientes. Por momentos admiraba la forma de trabajo del local y de sus compañeros. El ambiente le parecía sumamente tranquilo y acogedor. Solamente podía escuchar el ruido de la música de fondo que, a pesar de no ser su estilo favorito, inundaba sus oídos junto con el pequeño y bajo bullicio de los consumidores presentes, acompañado de la campanilla de la puerta que indicaba cuando estos entraban o se iban. A todo eso le sumaba el rico y dulce aroma del café que se filtraba de la cafetera a causa de los pedidos y la cantidad considerable de clientes que ordenaban con rapidez y serenidad. Por suerte, pese a que era su primer día, no sintió tanta presión como pensaba que iba a sentir.
Por fin, después de tres horas y media de trabajo, les tocaba el primer descanso. Para ello, tuvieron que cerrar el local, pero no por completo, solamente les bastó con dar vuelta el cartel que se encontraba de color verde, indicando el acceso al paso, por el lado contrario en color rojo.
Al juntarse detrás del mostrador junto con los otros tres chicos, se percató de la presencia de un quinto en el grupo, el cual no había visto esa mañana. Lo miró curioso unos minutos hasta que este fue llamado por el jefe para que vaya a su despacho. Sin apartar su vista de aquella puerta de madera que fue cerrada con una gran rapidez por parte del mayor, fue sorprendido ante la voz de uno de sus compañeros.
-Namjoon! ¿Qué haces? ¡Ven!-Lo llamó amigablemente Taehyung mientras que le hacia una señal con su mano como símbolo de que se acerque al grupo.
Ante aquellas palabras y expresiones, Namjoon no pudo evitar hacerle caso. A pesar de que era una persona un tanto cerrada y poco sociable, no quiso dar la imagen de alguien “antisocial” o “aburrido” con los que serían, a partir de ese momento, sus compañeros de trabajo con los que tendría que convivir.
-¿Crees que le va a regañar mucho a Seokjin?-Preguntó un poco preocupado Jimin.
-No lo creo…supongo que le dará una advertencia para que no vuelva a pasar-Comentó despreocupado Jungkook mientras tomaba un sorbo de su envase de leche de fresa.
-Eso espero…
Namjoon no encontraba que hacer en una conversación de la cual entendía muy poco, casi nada, sobre el tema en cuestión. Se quedó en silencio con un rostro el cual mostraba un poco de confusión. El resto de chicos, al percatarse de eso, comenzaron a hablar de cosas random en las cuales lo involucraban intentando hacer que este socializara con el grupo para hacerlo sentir un poco más cómodo y, con algunos temas, intentar conocerlo más. Habían pasado como diez minutos desde que comenzó el descanso, por lo tanto, Namjoon pensó que quedarían otros veinte minutos más antes que reanuden su trabajo. En un punto de la conversación, esta decayó debido al clima silencioso del lugar, provocando que todos se enfocaran en sus asuntos. Salió del lugar dirigiéndose al pequeño patio que pertenecía a la cafetería, en el cual también podían tener acceso los clientes. Se sentó en la silla de madera junto a la pequeña mesa cuadrada del mismo material, apoyando uno de sus brazos en esta, mientras que sostenía su rostro con la mano del mismo, observando el “paisaje” que mostraba una pared cubierta por diferentes tipos de plantas y flores de colores tenues. No pasaron ni dos minutos hasta que se acercó Jimin ocupando el lugar vacío que se encontraba en frente del de Namjoon, haciendo que se sorprendiera ante aquel acto. Entablaron una pequeña conversación sobre el trabajo y que les parecía este, provocando que el tiempo pasase rápido.
-Ah! Ya salió Jin-Dijo por lo bajo Jimin.
-¿Quién es él?-Preguntó curioso Nam dirigiendo su vista hacia aquel chico el cual estaba mirando su compañero.
-Él es Kim Seokjin, el alma del lugar
-¿Cómo que “el alma del lugar”?-Dijo interesado por aquel seudónimo con el que se dirigía.
-Es un gran barista, para mí, uno de los pocos que he conocido-Dijo con una leve sonrisa-Todos le tenemos respeto por su gran trabajo ya que es el mejor del lugar.
-¿Tanto así?
-Si…Lo admiro por eso, cuando lo conocí y lo vi trabajar por primera vez me sorprendí por su profesionalidad.
Con esas palabras concluyeron con su corta charla y ambos se dirigieron hacia sus lugares para poder seguir con su labor. En aquellos segundos que esperaban Namjoon se dedicó a observar con atención a aquel chico. Tenía una cara de tranquilidad que era capaz de transmitir cierta alegría a sus compañeros, quienes le dedicaban leves risas ante los comentarios de este. Una vez que volvieron a abrir, a los pocos minutos iban entrando nuevos clientes y, a medida que pasaba el tiempo, iban aumentando cada vez más.
Hubo un momento en el que desearon cambiar de lugares quedando, de ese modo, Namjoon junto con Seokjin en la barra, encargados de realizar los pedidos, mientras que los demás se encargaban de atender las mesas y limpiarlas cada vez que alguien las desocupaba. A medida que los minutos avanzaban, más gente se quedaba para tomar y disfrutar de las exquisiteces del sitio, lo cual estresaba un poco a Nam ya que para algunos pedidos solía dejar que Jimin o Taehyung se encargasen de ellos debido a que, lamentablemente, no poseía la capacidad suficiente para realizarlos. Eran como las 13:30 pm cuando tuvieron que parar para tomarse el otro descanso que les correspondía para luego, nuevamente, volver a trabajar a las 14:00 pm.
Para la suerte de Namjoon el resto del día pasó rápido y con tranquilidad. El sol iba cayendo cada vez más mientras que todos realizaban sus actividades en el café. Faltaban, aproximadamente, como 2 horas para que termine su turno y regresar nuevamente a su departamento. Todo iba demasiado bien, hasta que un cliente se acercó a la barra, justo donde se encontraba Namjoon, para ordenarle algo, haciendo que la situación se le saliera de las manos y su tranquilidad cayera de un momento a otro.
-Hola, quisiera ordenar un café amaretto y un pedazo del pastel de selva negra-Le habló un hombre vestido de traje con su rostro que fijaba su mirada en un conjunto de hojas dentro de una carpeta color negra.
-Claro…-Dijo dándose la vuelta mirando hacia los muebles repletos de diferentes tipos de granos de café y utensilios perfectamente ordenados y distribuidos.
Se encontraba nervioso ante aquel pedido el cual, con suerte, pudo entenderle. Los segundos pasaban y el hombre esperaba, impaciente, a que realizara alguna acción cuantos antes para que le entregue su pedido. Definitivamente no podía pedirle ayuda a ninguno de sus compañeros que se encontraban distribuidos por las diferente partes de la cafetería encargándose de diferentes cosas.
-Disculpe, ¿Va a hacer algo? ¿Qué acaso los empleados de este lugar no saben cómo realizar un simple pedido?-Preguntó el hombre que no pudo evitar soltar un tono impaciente ante aquellas preguntas.
La situación se le estaba yendo de las manos y tenía que encontrar la solución cuanto antes. De un momento a otro, se dio cuenta de que uno de sus compañeros se acercó sin poder ignorar la escena de hace unos segundos.
-Ya va enseguida, espere señor-Dijo amablemente el chico de cabello negro, quien se encontraba acercándose a Namjoon-Ve a buscar el pedazo de pastel que yo me encargo de esto.-Le ordenó por lo bajo, dirigiéndose rápidamente a donde se encontraban todos los ingrediente y utensilios.
Sin dudarlo, se dirigió a una de las heladeras y agarro aquel pastel que estaba cubierto por crema y chocolate cubriendo los costados, acompañados por unas bellas decoraciones de copos de crema con chocolate rallado, dándole un aspecto totalmente tentador para cualquiera. Tomó un trozo y con mucha delicadeza lo colocó sobre el pequeño plato blanco. Cuando volvió hacia donde estaba Seokjin se encontró con este preparando el café con una gran rapidez, pero a la vez, consiguiendo que este esté presentable y cree una buena imagen junto con la porción del pastel. Sin darle tiempo de hacer nada, su compañero se fue sin decir nada más, dejando únicamente la taza alta de vidrio transparente con el café, completamente perfecto, sobre la mesada dejando que Namjoon se haga cargo de aquel cliente que, tras unas disculpas, por fin pudo entregarle su orden.
El resto del día pudo controlarlo tranquilamente haciendo que las horas pasasen rápidas, provocando que, sorprendentemente, faltasen 5 minutos para cerrar.
Cuando pudo terminar su turno y se dirigió hacia los vestidores después de que el resto de sus compañeros ya terminaron de cambiarse y se fueran, se encontró con aquel chico que le “salvo el pellejo” en la tarde. Este otro, sorprendido ante la presencia de Namjoon, solo se quedó mirándolo con una expresión de susto.
-Yo…Lo siento-Se disculpó con el chico.
-No importa, está bien…-Dijo y se dio la vuelta para seguir acomodando las cosas de su casillero.
-Gracias por lo de hoy…Quiero decir, me salvaste-Dijo para dirigirse a su casillero, sacando de ahí mismo su ropa.
-No importa, entre todos nosotros nos ayudamos-Dijo con un tono amable, dándose la vuelta para caminar hacia la puerta-Hasta luego-Quiso despedirse, pero fue detenido inmediatamente por la voz del otro joven.
-¡E-Espera!-Lo detuvo acercando su mano ante el otro chico en signo de que se detuviese-Q-quiero decirte algo…-Dijo un poco apenado. Sabía que aquella idea era una locura, pero era su única opción si quería mantener el empleo por un tiempo más-Quisiera…-No encontraba las palabras correctas para expresar su pensamiento, simplemente se le hacía difícil pedirle ayuda.
-¿Qué pasa?...-Preguntó con total intriga.
-Quisiera pedirte…un favor-Dijo mientras miraba el piso avergonzado, mientras que el chico se quedó en completo silencio en señal de que continuara-¿Puedes enseñarme a preparar café?
-¿Qué estás diciendo? ¿Acaso no trabajas aquí?-Dijo frunciendo levemente el ceño, pero aun así con un tono de curiosidad.
-Es una larga historia…pero lo necesito…necesito conservar el empleo…Por favor, sé que eres uno de los más profesionales aquí y necesito que me enseñes lo que sabes, lo básico para seguir trabajando aquí, por favor-Contestó con tono de súplica mientras levantaba tenuemente la mirada hacia el rostro del contrario, encontrándose con una mirada de sorpresa.
Sentía unos nervios que le devoraban el estómago y un miedo que le recorría la espina dorsal ante el pensamiento de que, quizás, podría acusarlo con el jefe y ser despedido. No quería que eso pase, no quería que todo se terminara tan rápido.
-Y-yo no sé qué decirte…-Dijo atónito mientras posaba una de sus manos en su cabellera haciendo que esta se revolviera un poco-¿Realmente estás muy desesperado?-Preguntó obteniendo como respuesta un asentimiento. Sentía pena por aquel chico, parecía como si fuera a llorar en cualquier momento.-Veré…veré lo que puedo hacer-Soltó finalmente luego de unos segundos de silencio incomodos.
-¿De verdad?
-Sí…

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